Había salido desde la madrugada
de su casa
Su esposa, que era una santa y él
un perro infiel, se había levantado antes que él para prepararle el desayuno y
darle la bendición
.
Al desdichado hombre nunca se le ocurrió
detenerse a oír el canto del tecolote al salir de su humilde casa.
Cual si fuese un enano más de
Blanca nieves, llevaba solo un hacha al hombro y una sonrisa de oreja a oreja.
Al llegar al lugar donde se daban
los arboles más grandes, selecciono el mejor árbol y empezó a cortarlo.
Pero aquel árbol era de una
madera tan dura que intentar tumbarlo era una burla.
Pero el hombrecillo se tomo a
reto personal aquella tarea y emprendió con más fuerza la tala del árbol.
Pero, ironías de la vida, se había
topado con el árbol de la vida, y se atrevió a querer cortarlo.
Cuando por fin la madera cedió…
Le cayó justo encima de la
cabeza.
Y es así como el árbol de la vida
se convirtió en al árbol de SU muerte.
Fin.
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