sábado, 4 de febrero de 2012

El viejo y el árbol




Había salido desde la madrugada de su casa

Su esposa, que era una santa y él un perro infiel, se había levantado antes que él para prepararle el desayuno y darle la bendición
.
Al desdichado hombre nunca se le ocurrió detenerse a oír el canto del tecolote al salir de su humilde casa.

Cual si fuese un enano más de Blanca nieves, llevaba solo un hacha al hombro y una sonrisa de oreja a oreja.

Al llegar al lugar donde se daban los arboles más grandes, selecciono el mejor árbol y empezó a cortarlo.

Pero aquel árbol era de una madera tan dura que intentar tumbarlo era una burla.

Pero el hombrecillo se tomo a reto personal aquella tarea y emprendió con más fuerza la tala del árbol.

Pero, ironías de la vida, se había topado con el árbol de la vida, y se atrevió a querer cortarlo.

Cuando por fin la madera cedió…

Le cayó justo encima de la cabeza.

Y es así como el árbol de la vida se convirtió en al árbol de SU muerte.


Fin.