jueves, 4 de enero de 2018

Elephant



El último sueño que recuerdo del año 2017 era bastante simple: Yo y una mujer madura que no reconozco (la bruma, ya sabes) huyendo de un elefante un poco mas pequeño que una casa de dos pisos. La bestia de colmillos de marfil en su ataque, destruyó toda la casa donde nos habiamos escondido. Al final, la mujer fue machacada por el paquidermo y yo no. Subí a un gran árbol y desde ahi desperté en la realidad de mi cama.
Todo un maestro del escape, creo que soy bueno en eso del escapismo.
Ignoro por completo quien fue la mujer y asimismo ignoro porque el elefante nos perseguía.
Previamente...
El dia primero de enero del 2017 tropecé y caí, regalandome una curiosa cicatriz en forma de cruz en mi rodilla izquierda. Cicatriz que quedó sobrepuesta a otra que ya tenía desde muy niño. Caer es entones, el arte de coleccionar cicatrices sobre el mapa de la piel misma.
Tambien es, el arte de levantarse una y otra y luego otra vez.
Ahora...
Inició el año 2018. Empezó frio, lluvioso y gris. Gris como el inelectable paquidermo y gris como el presente y el futuro que tengo y que me espera. Ya es el cuarto dia de enero no veo nada hacia adelante.
Nada,
Excepto tormentas.
Te confesé que mi animal favorito era realmente el elefante; pero ya hoy lo estoy dudando Hadara.