martes, 11 de diciembre de 2012

En Las Oscuras Aguas De Los Mares De Europa 2



El último tercio del día ya había caído sobre la zona estada del fondo marino de la luna Europa.
El termómetro marcaba -163 grados Celsius al exterior del magnifico thermo hemisphaerium que protegía del intenso frio a los habitantes de la tercera patria de los terrícolas, llamada despectivamente por la clase obrera como dampnas glaciale frustum in spatio. Adentro, el aire acondicionado marcaba apenas tres grados Celsius pero  en ese infierno helado… era una temperatura confortable y agradable.

Los relojes marcaban la hora de salida de la jornada laboral… Las familias se reunían en sus cámaras de vivienda para contar los acontecimientos del día y actualizar sus videomemorias.
Las madres se reunían con sus críos, los esposos con sus esposas y los estudiantes con sus tecnotareas.

Las vías de transportación magnética que se tendían a lo largo y ancho de la luna se empezaban a atestar de transbuses que llevaban a los trabajadores, de la peor clase conocida, desde los yacimientos de oxigeno puro hasta los depabiculos (departamentos-cubículos), a donde podrían descansar después de una ardua jornada de trabajo pesado.
Este transporte, como todos los días, se llenaba de estrepitosas carcajadas y maldiciones proferidas en contra de aquel dios desconocido.
Pero no todo era risas ahí, había también caras estiradas por la tristeza y cuerpos encorvados por las pesadas cargas que y esfuerzos físicos que demandaban sus labores.

Uno de esos trabajadores estaba ahí, pero sin estarlo: Se llamaba Svxgli
Su mente divagaba asuntos que solo corresponden al corazón.
Al igual que todos los demás, el, tenía las manos y brazos llenos de cortadas y heridas propias de su faena. Su cuerpo era un catalogo de cicatrices que la ropa ocultaba eficazmente. 

Svxgli ese día llegó a su depabiculo, se baño, lavó sus heridas, se puso ropa limpia, no almorzó (pues llevaba prisa), salió de allí y tomo un taxunar con destino a los brazos de su amada. Tenía mucho tiempo sin verla y su ausencia le carcomía el alma y el sueño.
Su voz dulce lo hacía recordar la patria de la cual fue arrancado y su mirada le recordaba lo vacio que él estaba por dentro y lo llena de vida que su amada estaba.

No importaba lo cansado que su trabajo fuera, tenía todo el ánimo del universo para verla y estrecharla en su cuerpo, en un abrazo infinito. En un beso húmedo.
Ese día de la cita, Svxgli cumplía años…
Pero el regalo que recibió no fue el que él, o alguien, esperaría.
Porqué, cuando llego ella y pasaron algunas horas…
No sucedieron las cosas como deberían de haber pasado:

Es cierto que…
En aquella habitación oscura donde se refugiaron todo fue una decepción impotente y frígidez.

Es cierto que…
Lo mejor habría sido no haber estado allí.

Es cierto que…
No se vale querer con apatía, no se vale besar sin querer hacerlo,

Es cierto que…
Después de todo y antes de nada el amor sin amor es como la muerte. Es, nada.

Es cierto que…
Hubo humo de cigarro mezclado con lágrimas que caían al suelo anunciando el principio de un fin largamente atrasado.

Hubo rabia también.

Arriba del domo que protegía a los habitantes de Europa solo había kilómetros y kilómetros de capas de hielo que era lo único que tenían por cielo  
Pero cuando llego la noche, ni el inmenso frio que le cubría lo alejaba de la idea de que estaba en el infierno.

Una hora más adelante Svxgli y aquella mujer a la que ya no podría mirar nunca con los mismo ojos, salieron de aquel cuarto infernal para caminar (en silencio) algunos minutos más.
Esperaron juntos un taxunar, pero solo ella se subiría en el.
No había razón para estar alegre ni había motivos para pensar que lo que pasó tendría alguna vez arreglo.

Svxgli estaba destrozado por dentro y por fuera.
Había visto el futuro y… no vio lo que él antes veía
Así que cuando llego el vehículo donde ella se iría, no hubo un adiós efusivo colmado de besos y abrazos, ni un “hasta pronto” siquiera.

Tan solo se acercó un poco a ella y le plantó un beso en la frente.
Y la miró con un dejo de desprecio y otro tanto de dolor y se quedó allí, parado en la esquina, mientras la noche hacia más triste el orden de las cosas.
Y ella lo miró también a los ojos y supo que él no sería más su presente.
Pero no hubo palabras…
ambos se perdieron en la distancia para reflexionar acerca del amor y del odio.
Y ese fue el principio del fin.
Es este el fin.

FIN