Trinidad Rota

Hola!

¿Te acuerdas…?

Antes de que pasara todo lo que hubo de pasar, te decía yo que me tuvieras paciencia, que solo era temporal; que lo estaba haciendo lo veía yo como una misión de “rescate”, que en esos momentos me importaba mas ella que lo nuestro (y aquí cabe aclarar que nunca hubo ni habrá un “lo nuestro”) o que yo mismo. Fue algo por lo que discutimos muchas veces, o al menos si fue motivo de muchos disgustos que llegaron hasta diferencias irreconciliables y silencios innecesarios.

Bueno, la cosa es que la situación que se antojaba temporal se volvió crónica; y de repente olvidé algo, además olvidé el verdadero motivo de la misión y las circunstancias se volvieron, pues, desgastantes.

Y el tiempo pasó y la distancia se hizo bastante grande, abismal. Hoy la distancia es ya insalvable.

Si, la labor que inicié y procuré fue noble. Tuve que dejar de lado muchas cosas por ella y no me arrepiento. Jamás lo hare.

No se si tuve éxito o fracaso.

Quiero pensar que yo solo fui el soñador que empezó a derribar una montaña con una cuchara de porcelana. Quiero pensar que vendrán otros también, equipados con palas y picos e incluso tractores para derribar esa montaña inmensa.

Lo que en verdad cuenta es que yo fui el que empezó con una cuchara. Si con lo poco que tengo, pude hacer lo que hice… ¿Qué no podrán hacer los otros?

Eché por la borda muchas cosas que me interesaban con tal de cumplir lo prometido. Hoy estoy cosechando ortigas y espinas y aun así no me importa.  

Se que el tiempo es injusto, y se que hoy el tiempo no será bueno conmigo, me hará pagar hasta la ultima inacción… pero también se que el tiempo siempre me ha dado la razón.

Yo ganaré. Ella ganara. Nada habrá sido en balde.

Lo único que lamento es que no supe enterarme del momento en el cual debí de separarme de ella…

Ahora ella se aleja de mi, lo cual solo involucra al olvido

…

Eso es todo, solo quería recordarte porque estoy como estoy.

Y quiero recordarme a mi mismo, porque hice lo que hice.

Adiós!