viernes, 13 de noviembre de 2009

Acerca del nombre que el nuevo ser ya tenia pero que nadie quiso descubrir su significado…

Hola!

Ocho, ocho son los días que la Muerte dejo encargado al nuevo ser con su negra nana.

La nana estaba bastante frustrada pues el nuevo ser aparentemente nació sabiendo hablar y era muy revoltoso en sus platicas. Presumía de saber más que la nana noche y en sus soliloquios había igualmente grandilocuencia que tonterías. Era un bebe muy extraño. Se la pasaba durmiendo la mayor parte del día, pero en cuenta hablaba era imposible callarlo. Reacio era a las finas costumbres de su nana.

Ocho días completos fueron los que la noche tuvo que soportar los plenos poderes del nuevo ser.

La nana le dio por mascota un gato, con la intención de matarle, pero el gato se alejaba del bebe pues podía sentir los plenos poderes.

Harta de cambiar pañales y de robar leche a madres muertas en trabajo de parto, la nana noche vio recompensada su paciencia cuando al noveno día apareciósele la Muerte (lo cual en otros casos no sería motivo de alegría).

Saludó a la noche, tomó entre sus tristes brazos al nuevo ser, pidió una caja de cerillos a la noche, encendió un cerillo

Puso el cerillo encendido muy cerca de su dedo índice derecho y lo mantuvo asi por escasos segundos.

Luego acerco el dedo y el cerillo encendido a escasos centímetros de la frente del nuevo ser.

El nuevo ser miraba embelesado el insondable infinito en las cuencas vacías de la Muerte.

La Muerte empezó a escribir en el aire, con el dedo índice, y siempre con el cerillo encendido enfrente algunas letras cerca de la frente del nuevo ser.

El bebe sonrió, pues solo él supo lo que la Muerte le había escrito en la frente con…

Índice de fuego.

El cerillo se apagó, humo que se extingue, Muerte que mira a los ojos del nuevo ser y el nuevo ser que hace lo mismo con la Muerte.

La noche supo entonces que la niña blanca acababa de bautizar con un nombre al nuevo ser…

-¿Cómo le has puesto?-preguntó intrigada la nana noche.

v.v.v.v.v. Contestó ella.

-¿v.v.v.v.v.?¿Acaso es eso un nombre?-profirió la noche.

Pero la Muerte callo. Levanto al nuevo ser de la improvisada cuna y se lo llevó consigo.

También se llevó al gato, que jugueteaba con el manto de la Muerte.

De nuevo no se despidió de la noche. Pero le dio las gracias por haber aceptado custodiar al bebe.

La noche se sonrojó apenada.

El destino de la Muerte, el gato y v.v.v.v.v. no es un misterio.

A lo lejos existe la avenida en la cual ella corta las rosas.

Hacia allí se dirigían.

El rosal.

Había también un portal deletéreo para llegar al rosal.

Un portal que solo los mortales pueden atravesar.

La Muerte hizo pasar por ahí al gato y a v.v.v.v.v.

-Nace. Dijo ella.

Nacimos…

Despertamos del

Letárgico sueño.

Miramos al mundo con

Nuevos ojos.

Y te mire a ti, y tú me miraste a mi, nena… y sigues sabiendo que quiero que vengas conmigo y no vienes.

Adiós!


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