viernes, 6 de noviembre de 2009

Acerca de la cancion de cuna que king bohas hubiera querido que le cantasen y que no le cantaran…


Hola!

En verdad no fue tal como lo cuento, en verdad solo estoy escribiendo pasajes que viví en los otros mundos…

En verdad solo transcribo frases y palabras que me dicta algo que vive dentro de mí…

En verdad sobrepasé la barrera de los sueños tiempo ha, ya no soy el mismo.

El yo de antes…muerto.

El yo de ahora… empieza aquí.

La muerte una vez que tuvo entre sus descarnados brazos al ser que de la sangre de king bohas había nacido, decidió que la canción de cuna que le cantaba no era tan hermosa.

La muerte, quiso procurarle un gran detalle al nuevo ser, acudió entonces con la oscura señora.

La oscura señora se llama Noche.

La Muerte le pidió de favor a la Noche que le cantara una cancion de cuna al preciado ser.

La Noche no le pudo decir que no a la Muerte. Nadie puede.

La Noche de aquí en adelante se convertiría en la nana del nuevo ser.

La oscura señora, tan sabia, decidió que no le cantaría una cancion de cuna cualquiera, sino que le cantaría algo mucho más especial.

La blanca doncella agitó sus manitas y de plano se sentó a escuchar aquel poema que en voz de la noche seria exquisito y al mismo tiempo mágico.

La hoz quedo tirada en el suelo.

La noche miró con ternura al nuevo ser…vio cosas que es mejor no decir ahora.

Lo tomó entre sus terribles brazos y empezó, con profunda voz, a cantar asi…

ER

EVIR

EVNREVIHFÑ

EREFH

ERXR

“¡Basta!” interrumpió la muerte.

La negra noche se molesto por tan abrupta interrupción, pero… ¿Quien puede osar a reclamarle aunque sea la más mínima cosa a la muerte?

La noche calló su canto y miro de nuevo hacia los ojos del nuevo ser que se habían iluminado de una extraña manera.

El nuevo ser miró también fijamente a su nana (que es la misma noche) y la noche se sorprendió. Incluso se ofendió.

La muerte estaba visiblemente molesta, se acerco hacia la del manto negro y la bendijo.

Luego se dio la media vuelta, recogió la nefasta hoz, símbolo de su también horrible tarea, y se dirigió hacia el rosal (la humanidad).

No se despidió de la noche ni del nuevo y loco ser. La muerte no hace eso.

Solos. Solos se quedaron la noche y el loco.

Mientras, en el camino; la muerte lloraba de alegría a través de las cuencas de su cráneo.

Y meditaba la cancion de cuna de la nana.

Y volvía a llorar nuevamente de alegría… y dijo para si misma: “si, es cierto, yo también lo hice”

Adiós!

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