viernes, 7 de noviembre de 2008

savage beast

hola!

he aqui la version definitiva de este cuento que lleva por titulo BESTIA SALVAJE...

espero les guste...


“Nueve. Nueve son los años que tardo el destino en hacer que coincidieran en esta vida. Y a estos nueve años le sucedieron veintisiete años mas para que por fin estas dos almas condenadas a estar separadas pudieran conocerse y mirarse a los ojos…”
Primero apareció en la Tierra el imperioso León, descendiente de magníficos padres que al haber nacido en un mágico año bisiesto, los brujos todopoderosos de la Selva Negra le auguraron un brillante futuro, le procuraron con toda suerte de señales divinas y le otorgaron por amuleto la pavorosa estrella flamígera. La madrugada de su nacimiento se convirtió en una fiesta que culmino ocho días después del parto.
Y así, en un lapso tan corto como el tiempo que tarda en caer una gota de rocío; pasaron días, semanas, meses, años y las edades. Aquel cachorro creció, y creció fuerte como sus antecesores y era la dicha de su familia. El incipiente y joven León vivía muy feliz, hasta que un domingo sombrío se alejo imprudentemente de su manada y fue atrapado, encerrado y atormentado por los humanoides que habían puesto trampas en lugares precisos de la Selva Negra. Ya privado de su libertad, el felino fue puesto en una sólida Jaula y exhibido vulgarmente en el zoológico de un Viejo Circo que se encontraba en la periferia de una sucia ciudad, junto a otras bestias desconocidas y solo inferiores a el, en poder, mas no en voluntad. Allí conoció al inmenso y egocéntrico Elefante, así como también al ponzoñoso Escorpión que solo dañaba a los que intentaban aplastarle; ambos dueños de un corazón de Oro. Las edades seguían pasando y el gran gato se amargaba al traer a su memoria otros ayeres en los cuales verdes pastos acariciaban sus patas y fragancias de exóticas flores deleitaban su olfato. Pero el tiempo trabaja de una forma extraña, casi despiadada, y el León se resigno a vivir enjaulado hasta que el Ángel Maligno viniera a segar su vida.
Mientras estas cosas sucedían, la otra mitad que le faltaba al León llego a la Tierra en forma de una asquerosa y repulsiva Oruga que habría de convertirse en una bella y brillante Mariposa adornada con los siete colores del Arco iris y hacedora de movimientos graciosos que brindaban alegría a la Vista. No se sabe nada de la historia de su familia, ni del momento en que comenzó la fiesta de su vida, ni del día en que comenzó a volar por los azules cielos hasta encontrarse dentro de una red para cazar mariposas (De esas que los humanoides ponen en la Selva Negra).
Nadie sabe por que el incierto destino lo escribió así, pero el cazador de mariposas al ver tan estupendo ejemplar, no se atrevió a atravesarle el frágil cuerpecillo con un alfiler para luego exhibirla como parte de su colección; sino que, todavía maravillado, decidió venderla a un altísimo costo al Viejo Circo, donde otros humanoides pudieran embelesarse con sus vivos colores y sus ágiles vuelos.
Así pues, el Viejo Circo donde la Mariposa fue vendida, era el mismo en el cual el León de mágicas señales y poseedor de la estrella flamígera permanecía enjaulado desde hacia mucho tiempo. La cruel vida a la cual el felino se vio sometido lo había transformado en una indómita bestia asesina e impía. La frágil Mariposa fue ubicada en un habitáculo con paredes de cristal por donde todos los humanoides podían verle y tomarle fotografías, pues este insecto lepidóptero era único en su especie y no tenia semejante en el Universo; su hermosura solo era equiparable al lucero de la mañana.
Al pasar de los días, muchos fueron los humanoides que intentaron robarse a la Mariposa de su cautiverio y hubo otros que intentaron comprarla hasta por toda el agua del último afluente en el mundo. Nadie tuvo éxito hasta que la misma Madre Naturaleza reclamo para si misma lo que era de su propiedad. Sucedió que una noche alumbrada de estrellas, un súbito temblor estremeció las mismas placas tectónicas del planeta y por un lapso de casi medio minuto todo fue caos y destrucción. Familias enteras fueron separadas por este suceso y grande fue la desgracia de los humanoides. Por causa del movimiento telúrico muchas jaulas en el zoológico del Viejo Circo quedaron dañadas, algunos animales fueron a la ciudad y provocaron mas pánico entre la gente; otras bestias fueron a ocultarse al Monte e hicieron de este su morada. Un pesado poste de concreto había caído encima de la jaula del León y abrió la puerta para así dejar libre al felino que lastimado por el impacto trato torpemente de correr; imploro a sus brujos por fuerzas para escapar del siniestro y elevo los amarillos ojos hacia el Cielo como buscando alguna clase de señal, entonces la obtuvo; por vez primera en si vida vio a la brillante Mariposa que revoloteaba temerosa sin Norte ni Sur. De alguna manera en ese momento el gran gato supo que ese delicado insecto de bellos colores, aun en su fragilidad seria capaz de volar dentro de una Tormenta y sobrevivir incólume. Animado por el hechizo que ella parecía ejercer en el, se incorporo en sus cuatro patas y echo a andar con la Mariposa que lentamente empezó a seguirle.
Al medio día, después de muchas horas de haber pasado el temblor, el León y la Mariposa detuvieron su trayecto solo para hallarse internados en el Monte, lejos del Viejo Circo y la ciudad.
A partir de ahí, surgió una extraña amistad solo medida por la distancia que hay de una galaxia a otra; una amistad que los demás animales del Monte despreciaban, ya que a sus espaldas les echaban miradas que calentaban como la lumbre. Las frías montañas eran mudas testigas de lo que entonces pasaba y solo el pájaro que cada cien años bebe una gota de agua del océano escuchaba como los corazones de el y de ella latían al unísono. Y cuando llovía, ella se ocultaba entre la melena de el. Y cuando el Sol era intenso, ambos se refugiaban bajo la sombra del Árbol de la Vida. Y solo ella podía consolar los momentos tristes de el y los dos eran uno mismo.
Pero… por momentos, el León se sentía terriblemente solo en el mundo y deseaba la Muerte. La Muerte amaba al felino como se ama a un hermano y juro jamás tocarlo hasta el día señalado, no antes. Aun en su libertad, el pobre León era infeliz y aunque su fiel amiga la Mariposa lo trataba bien, de alguna forma eso no le era suficiente, pero nadie, ni el mismo animal sabia el por que. El se sentía incomprendido. Tenia que desaparecer de aquel Monte. No pertenecía ahí.
Una lluviosa tarde la Mariposa dormía a un lado del León y sin querer, el puso una de sus enorme patas cerca de las alas de ella, con espanto vio cuanto daño podría provocarle el mas mínimo toque de sus garras al delicado cuerpo de la Mariposa. Aun conmocionado por la revelación y por el futuro que vislumbro si se quedaba más tiempo en el Monte, se levanto con mucho cuidado y secretamente vertió una lágrima, tal vez dos.
Desde lo mas profundo de su ser, el León maldijo los Misterios del Amor y maldijo la sangre que le llenaba de vida. Para cuando la Mariposa por fin despertó, ya el no estaba. Se había ido; tal vez para siempre. Otras mariposillas del Monte y ella lo buscaron por días, pero todo fue en vano, simplemente se fue sin dejar rastro. Como si se lo hubiera tragado la tierra. Nunca más se mirarían a los ojos, nunca mas compartirían momentos felices y nunca mas se refugiarían el uno en el otro.
Cuentan los brujos que aquel León se encuentra de nuevo en la Selva Negra, junto a otros y otras de su especie…
Cuentan que por fin encontró la Paz y la Comprensión que en el Monte no logro encontrar ni supieron darle…
Cuentan brujos que en las noches de Luna llena el León llora en secreto por la bella y brillante Mariposa…
Pero los más atrevidos cuentan que…una bestia salvaje como el León no puede llorar.

FIN.

(Cuando su imagen se borro del espejo apareció en el vidrio la palabra libertad).

Dedicado a la bella y brillante: Aquella que en sueños camina conmigo

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