miércoles, 31 de marzo de 2010

Gracias De Verdad. Para-Siempre.

Hola!

Como pocas veces de ahora, Oi! tuve que salir al centro de Coatzacoalcos a hacer algunos “movimientos”… No tardé mucho, tenia que saber de Yola. Asi que antes de las once de la mañana ya estaba yo dirigiéndome a la parada de camiones.
A escasas tres cuadras de llegar a la susodicha parada de autobuses, vi algo que no me gusto. Algo que simplemente no puedes dejar de ver; claro, a menos que seas una persona bastante insensible. Últimamente soy una esponja de emociones… asi que esto es serio.
En la calle Zaragoza, a la altura de Juno 2000 venia caminando un singular trío.
Formado por una pareja de venerables ancianos de lastimeras condiciones, y un muchacho que no creo rebase los 18 años de edad. La pareja caminaba a paso muy lento, y por lo que aprecié el muchacho guiaba a estos ancianitos en su caminar… el muchacho andaba en andrajos (igual que el señor y la señora) y calzaba unas chanclas rotas que había costurado con hilo tanza. El chico no parecía tener un control total de sus facultades mentales y no se podía saber a ciencia cierta si el guiaba a los ancianitos, o los ancianitos lo guiaban a el; los tres se veían bastante perdidos y verlos cruzar la calle era como presenciar una invitación a un atropellamiento.
La mas débil era la señora, con sus casi 120 cms de estatura, y su cuerpo debilitado por el cansancio y el tiempo; de verdad se veía bastante frágil; el señor, como de 140 cms tomaba el delicado brazo de las señora y como una niña la “jalaba” para todas partes, el muchacho simplemente iba en línea recta, no les ponía la mas mínima atención a estos señores, no se si eran sus padres o sus abuelos. El caminaba delante de ellos y a grandes voces les dictaba el camino.
Y ahí estaba yo, viendo una escena más, algo común en Coatzacoalcos, de la tragedia humana. Absorto en mis contemplaciones me descubrí a mi mismo diciendo las palabras que la mía madre dice: “¡Y tu que te quejas!”
Miré mis manos y eran fuertes.
Miré mi cuerpo y estaba erguido.
Miré mi reflejo en el vidrio de un aparador y ahí estaba yo, feo pero sano.
Y no pude sino dar gracias al ser superior.
Bendecida sea cada parte de mi cuerpo.
Si se me diese la oportunidad de cambiar mi cuerpo a un cuerpo mas bello, no lo pensaría dos veces: diría que no, gracias!
Amo mi cuerpo, estoy en perfecta condición tanto física como mentalmente.
Y mira que, tienes razón Yola, de vez en cuando soy vanidoso. Pero aun asi, amo mi cuerpo, no lo cambiaria!
Algunos carecen de un lugar para sentarse a reposar la fatiga de sus años,
Algunos carecen de ropa digna y limpia para ponerse,
Algunos carecen de un cerebro tan inteligente como el tuyo asi que…
¡No te quejes! ¡Lucha y sigue adelante!


Adiós!

2 comentarios:

  1. Gatito Hermoso:

    pues con todo, y tu gran vanidaddddddddd, asi te quiero
    y como me alguna vez mencionaste, te quiero felizzzzz...
    asi que muchos besitos y abrazossss

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  2. Gatito:
    Que bonita canción.

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